jueves, 26 de abril de 2007

Madame Butterfly, de Giacomo Puccini

Madame Butterfly (Giacomo Puccini) en el Auditorio de Bárbula - Universidad de Carabobo se presentará el tenor barquisimetano, los días: viernes 4, sabado 5 y domingo 6 de mayo. Representará a Benjamín Franklin Pinkerton.

Las entradas están a la venta en el auditorio en 90 y 70 mil bolívares.

MADAME BUTTERFLY

Nagasaki, Japón, final del siglo XIX. Benjamín Franklin Pinkerton (Aquiles Machado), un joven teniente norteamericano, compra una casa y una geisha-esposa (Butterfly) de 15 años de edad. Sharpless, el cónsul norteamericano, le advierte que lo que para él es una relación exótica y pasajera representa algo muy serio para Butterfly, quien tuvo que romper relaciones con su familia, su cultura y su religión. Pinkerton regresa a su barco y su comisión para retornar tres años más tarde con una esposa norteamericana. Butterfly, quien ha tenido un hijo de Pinkerton y ha rechazado una oferta de matrimonio de un rico noble, se ve obligada a sacrificarse para retener su honor.

EL ARGUMENTO

Primer Acto

Un breve preludio a telón cerrado nos introduce en el ambiente en que se desarrolla el primer acto de la ópera, una casa japonesa con terraza y jardín, en la ladera de una colina cerca de Nagasaki. Al fondo se ve la ciudad, con el puerto y la bahía. Goro, de profesión casamentero, enseña la casa a Benjamín Frankiln Pinkerton, oficial de la Marina americana que acaba de comprarla con vistas a su inminente boda con una jovencísima geisha, Cio-Cio-San (Elizabeth Almenar-Mariana Ortiz), a quien él llama Butterfly (Mariposa). La boda se celebrará ese mismo día; sin embargo, descubriremos que Pinkerton no se siente obligado a respetar los vínculos impuestos por un rito celebrado tan lejos de su patria, mientras que la joven los considera tan sagrados que ha decidido abandonar el oficio de geisha, aún sabiendo que se expone a ser objeto de la ira de su temible Lo Zio Bonzo (Gary Gamez). Después de mostrar al oficial los distintos ambientes de la casa, Goro (Oswaldo Rodríguez) le presenta a los sirvientes, deteniéndose particularmente en la doncella de Butterfly, la fiel Suzuki (Amelia Salazar-Thais Bergara). Pinkerton parece cansarse rápidamente de la charla de Goro y de la doncella, y mientras el primero le habla de los preparativos de la boda, el oficial aprovecha la llegada de Sharpless (Claudio Muskus-Roberto Leal), el cónsul de Estados Unidos en Nagasaki, para librarse de los dos. Pinkerton expone al cónsul su cínica visión de la vida y del matrimonio. En este punto de la ópera se han enunciado ya todos los ingredientes necesarios para el drama. Sólo falta la protagonista, cuyo destino parece trazado por las crueles palabras de Pinkerton. Finalmente, llega Butterfly por el sendero de la colina, con un séquito de amigas y parientes. Espléndida con su traje de boda, la joven entona un canto de alegría que figura indudablemente entre las mejores piezas de la partitura. El cónsul le pregunta si es de Nagasaki y le ofrece la oportunidad de revelar al público su pasado de geisha, del cual no se avergüenza, porque la pobreza la obligó a practicar este oficio. Al oír su edad (quince años), el cónsul se sorprende horrorizado. Tras la ceremonia, los parientes de la joven reniegan de ella y se marchan de la casa porque se ha convertido al cristianismo. Finalmente solos, los dos esposos inician el espléndido dúo que pone punto final al primer acto, el más largo y sensual de los dúos de amor compuestos por Puccini.

Segundo Acto

El segundo acto comienza en el interior de la casa de Butterfly. Suzuki reza delante de una imagen de Buda, mientras su señora permanece inmóvil junto a un biombo. Han pasado tres años desde que Pinkerton se marchó a Estados Unidos y nadie ha vuelto a saber de él. Butterfly, que mientras tanto ha tenido un hijo suyo y padece graces estrecheces económicas, sigue confiando en su regreso. Butterfly expresa entonces la inquebrantable fe que ha depositado en su esposo, en uno de los pasajes más famosos de la ópera, “Un bel di vendremo”, en el cual imagina la llegada del barco que le devolverá a Pinkerton. Finalizada el aria, llega Goro con el cónsul Sharpless, que trae una carta del oficial. Mientras Butterfly está ocupada preparando el té, Goro le susurra a Sharpless que el barco de Pinkerton está entrando en el puerto y el cónsul le revela que el oficial no piensa ver a la joven, según ha podido saber por su carta. Para que Butterfly vaya comprendiendo los hechos, le aconseja que acepte la propuesta de un rico pretendiente. Alterada, la joven corre a la habitación contigua y regresa trayendo a su hijo de la mano. Se oye entonces un cañonazo, que anuncia la entrada de un buque en el puerto. Con un catalejo, Butterfly lee el nombre del barco: es el “Abraham Lincoln”. La espera se prolonga toda la noche. Suzuki y el niño caen rendidos por el suelo, pero Butterfly permanece inmóvil como una estatua. A lo lejos se oye un coro.

Tercer Acto

El tercer acto comienza con la misma escenografía del segundo. En la distancia se oyen las voces de los marineros. Suzuko convence a Butterfly para que descanse un poco, prometiendo que la despertará en cuanto llegue Pinkerton. Poco después, acompañado de Zarpes, el oficial llama a la puerta. Suzuki les cuenta la larga espera de Butterfly y les pregunta quién es la mujer que parece esperarlos en el jardín. El cónsul le responde que es Kate, la mujer con quien Pinkerton se ha casado al regresar a Estados Unidos. Mientras tanto, Pinkerton se ha marchado, incómodo y conmocionado al notar que el amor de Butterfly impregna todos los detalles de la casa. En ese momento aparece la joven, que al reparar en la presencia de la mujer en el jardín comprende inmediatamente la situación y augura a Kate la felicidad en una emocionante aria. Añade entonces que le entregará el niño a Pinkerton, sólo si viene él a buscarlo. Cuando se queda sola, Butterfly aferra el puñal que había pertenecido a su padre y lee las palabras grabadas en la hoja: “Con honor muere quien no puede conservar la vida con honor”. Suzuki, que ha intuido lo que está a punto de suceder, entra en la habitación con el niño. Butterfly esconde el puñal y abraza a su hijo entonando sin duda uno de los pasajes más famosos de la ópera, “Tu, tu, piccolo Iddio”, en el que se despide del niño y de la vida. Finalmente se separa del pequeño, se va detrás del biombo y se suicida.



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